DECEMBER 9, 2022

Homenaje martiano a Mujica: amigo de los pueblos

José Alberto «Pepe» Mujica Cordano (Montevideo, 20 de mayo de 1935-Montevideo, 13 de mayo de 2025),​​ fue un ser humano extraordinario, por su prudencia, su empatía, su sabiduría, su humanismo.

Desde la Oficina del Programa Martiano y a nombre de otras entidades que confirman el Programa Nacional de Estudio y Promoción del ideario Martiano, y siendo consecuentes con los principios fundacionales del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional, compartimos la conferencia magistral impartida por Mujica en ocasión de la clausura de la II Conferencia Internacional CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS, desarrollada en enero de 2016 en el Palacio de Convenciones de La Habana, Cuba.

Sirva este homenaje para mantener vivo el legado de este hombre excepcional y acercarlo a las más jóvenes generaciones de todo el mundo.

28 de enero de 2016

Sala 1 del Palacio de Convenciones de La Habana

[Tomado de Memorias de la II Conferencia Internacional CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS disponible en https://www.patrialibros.org/book/10521]

Amigas y amigos, vamos a dar a inicio a la última Conferencia Magistral prevista en el programa científico de la II Conferencia Internacional. Es un verdadero honor que participe en este foro, una personalidad como la de José Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, un luchador incansable, junto con la senadora Lucía Topolansky, su fiel esposa, luchadores de muchísimos años por un mundo mejor y más justo. El otro día, Mujica me comentaba cuando estuvo aquí en Cuba por primera vez; y me recordaba que él tomó parte del acto estudiantil (creo que fue en el 60 o el 61), aquel acto en el Estadio del Cerro, donde se anunciaron las nacionalizaciones de algunos centrales y donde Fidel se quedó sin voz y lo sustituyó Raúl …Y él me contaba desde esa época. Mujica y la Revolución Cubana tienen una añeja relación, y ya sabemos de su linda trayectoria revolucionaria en Uruguay. Es, sin duda, una de las personalidades relevantes, indiscutiblemente, de nuestra América y del mundo. Y cuando conversábamos, hace unos días atrás, le pregunté, bueno Mujica, ¿qué título le ponemos a su conferencia? Y yo no sabría ahora si la inflexión sería suficiente fuerte para que se entienda el título que él propuso; pero para todos ustedes, piensen que es con interrogación y él me dijo, bueno, ponle como título ¿Y LA CULTURA?

Entonces, a continuación, don Pepe Mujica en esta conferencia titulada “¿Y la cultura?”

CONFERENCIA MAGISTRAL DE JOSE MUJICA: “¿Y LA CULTURA?”

Queridos amigos:

Antes que nada mi agradecimiento a Cuba, mi agradecimiento a los amigos que timonean esta organización, a las autoridades en Cuba, a gente que representan a organismo internacionales, a luchadores políticos, sociales, pensadores, a la gente en general, mi agradecimiento siempre Cuba nos sorprende, no puede haber nadie que pueda hacer en el mundo una conferencia de esta a las 2 de la tarde. Cuba es singular, la última vez que vine hicieron un acto allá, a las 7 de la mañana en Santiago: rompedores de esquemas, trotadores de inmensidad, pero por eso, parecen los niños traviesos de las costumbres humanas, por eso muchas gracias, muchas gracias Cuba antes que nada.

Amigos, yo pienso que la humanidad, la humanidad como tal nunca ha tenido los recursos de nuestra época, recursos de todo tipo: técnicos, científicos, acumulación de capital, experiencia, medios prácticamente infinitos si lo comparamos con la historia del hombre arriba de la tierra. Y como tal, esta civilización que dio varias vueltas de tuerca ahí hace algunos siglos alrededor del canal de la Mancha para fundar esta etapa de la historia de la humanidad, la economía capitalista, la economía de mercado, que se fue extendiendo como una mancha de aceite por el mundo, nos obliga a algunas reflexiones de carácter contradictorio, ¿por qué digo contradictorio? Sencillamente, para mí la moneda para medir las cosas más importantes es la vida humana. Vivimos 40 años más de promedio que hace 150 años. Se lo debemos a la ciencia, al avance de la tecnología, por supuesto, pero desgraciadamente el avance de la ciencia y la tecnología tuvo un motor que fue el capitalismo, la sed de ganancia.

Al lado de esta maravilla que hay que agradecer y reconocer están las otras cosas que todos conocemos, incluso esto en lo que estamos desembocando, la angustia de que no podemos descifrar con claridad cuál es el destino de este barco en el cual andamos dando vueltas alrededor del universo. A esas contradicciones. Mi generación pensaba, pensaba con mucha poesía que cambiando las relaciones de producción y distribución, se creaban las condiciones para un hombre nuevo. Tal vez teníamos una parte de razón, pero no dejaba de ser, en mi humilde opinión, algo bastante superficial. A la vuelta de los años comprendimos el papel que juega la cultura y que es más fácil cambiar en una sociedad la estructura material y las relaciones de distribución que la cultura, y que la cultura cumple un papel en las decisiones que toma la gente a diario de carácter determinante. Es casi natural, históricamente que una forma de vivir, una forma de producir, una forma de mantenerse vivo, en cualquier espacio y a lo largo del tiempo tiende a generar un conjunto de sensaciones que se ven codificando en el alma colectiva de una sociedad.

Cuando yo utilizó el término cultura, no me quiero referir a la superestructura de la cultura que desemboca en el arte, ese conjunto de cosas hermosas, quiero utilizar el término cultura en derredor de las decisiones domésticas casi no pensadas, casi semiautomáticas que se toman en el conjunto de pequeñas creaciones de nuestra vida fluyente, ese repertorio de cosas que se piensan poco.

Es natural que una forma de producir, de distribuir, por ejemplo, para entender, parece natural que los viejos esquimales donde la lucha por la vida es muy dura, en su atavío cultural incorporar la idea de que alguien viejo sin dentadura empieza a estorbarle a la especie donde la batalla central es la comida y en honor a la especie, los viejos se acostumbran a irse a dormir al hielo, y es casi natural, esa vieja india atestada de gente terminara siendo un tabú con la vaca y no comérsela por lo menos mientras produce leche, mientras es joven, porque esa cultura es funcional para sostener la especie, porque el tabú de no tocar a la vaca mientras pueda producir leche asegura una ración pequeña, pero ración al fin de una proteína imprescindible para mantenerse vivo y entonces, el tabú que parece irracional es la gestualidad más racional, porque si cuando un hambruna aprieta se comen todas las vacas se quedan sin la dosis elemental de proteína. Y si empezamos a recorrer la historia humana, nos vamos a encontrar con incorporaciones en el campo cultural de todas las sociedades, de un conjunto de elementos cuya clave central en su origen es: ayudar a sostener la vida. Quiere decir que el papel de la cultura es cosa muy seria en la conducta humana; y es natural que una forma de producir y distribuir, y un sistema que tiene un motor y que tiene exacerbadamente un origen, en mi humilde opinión, genera una cultura que le sea funcional a los intereses últimos del propio sistema. No somos consumistas porque sí. El consumismo es el efecto cultural de una necesidad intrínseca de la sociedad y del sistema capitalista para multiplicar la acumulación. Es francamente funcional, contribuye a sustentarlo, es más, la falta de consumo es el terror de los economistas contemporáneo que será importante. Por lo tanto, tenemos que darnos cuenta por ese lado, el enorme papel que está cumpliendo la cultura.

Ahora bien, también hay que reconocer que puede haber culturas más o menos de liberación y puede haber culturas de sometiendo. En el caso de nuestra civilización contemporánea, el peso de esta cultura global con sus claves particularmente, la vuelta de tuerca de los últimos 40 años, con el auge del neoliberalismo como portaestandarte ha adquirido una dimensión y un peso, apoyándose en los recursos de la sociedad mediática y una cantidad de mensajes, incluso subliminares, para tener masificada una cultura dentro de las  cual estamos inmersos como los insectos cuando están adentro de una tela de  araña, pataleando por vivir. Y qué cosa curiosa, esto viene pensando hace rato.  

En la vieja Unión Soviética se ponían orgullosos, hacían los cálculos comparando las toneladas de acero y de aluminio que iban a producir en relación a las cifras de occidente. En realidad, se intentaba crear una realidad nueva, pero estábamos acompañando el mismo mensaje cultural, es decir, intentábamos construir una economía liberadora pero nuestra cultura no era francamente liberadora. Esto lo digo con el diario del lunes porque lo vi, porque lo viví, porque no me daba cuenta. Yo no soy un crítico neutral, son un aprendedor, si me permiten forzar el idioma, en nuestros dolores, creo que las generaciones que vengan cometan los errores de su tiempo, no los nuestros. Y quiero llamar la atención sobre este punto: por supuesto que una cultura no se crea por decreto, por supuesto que una cultura si es hija de una forma de producir y de distribuir. Pero aquí entramos en otra cosa: este el Homosapiens es el único bicho que se puede reprogramar en partes. Es el único bicho que puede ser hacedor parcial de su propio rumbo, de su propio destino. Mi generación peleó y envejeció por el cambio estructural de la economía y de la distribución y creyó que lo de la cultura se enfrentaba con poesía, con teatro, con cine, con libertad intelectual, todas cosas valiosas. Por supuesto yo no soy un negador de eso, pero todo eso es insuficiente si no baja a lo cotidiano del diario vivir de la gente; y la gente siguió desesperada por las señales que tiene la economía cuando presenta productos nuevos. La novedad, la innovación se  ha transformado en una de las claves de nuestro tiempo, y buena parte de la innovación no es otra cosa que ingeniárselas para inventar algo que llame la atención y capte la voluntad y la decisión de compra de la gente. Si logras eso tendrás colas para comprar el nuevo mensaje y el nuevo santuario, y el cultivo de una sensación de triunfar en la vida es tener acceso a esas novedades aunque te cueste un ojo de la cara, no importa.

Entonces, francamente, lo más fuerte negativo del capitalismo es la cultura esclavizante, sometedora de la conducta de grandes masas. Nos creemos libres, no somos libres, estamos prisioneros y convocados por todas partes por el enorme peso mediático y costumbrista y seguidista que tiene esa cultura que nos golpea en todas partes. Y cuando digo en todas partes me quiero detener en peculiar en una: en las mejores filas de las familias de nuestros cuadros, de los partidos progresistas. Ahí también nos golpea, porque no dejan de ser hombres y mujeres hijos de nuestro tiempo, sometidos a los desafíos de nuestro tiempo. Y dije de los partidos progresistas, ¿por qué? Porque los partidos progresistas están convocados a pelear por la esperanza, por la utopía y necesitan, no solo acertar, necesitan cultivar la confianza de las grandes masas y frecuentemente la forma de vivir que nos coopta de las clases más poseedoras, nos hace una trampa en nuestro propio ser político y nos entra a dibujar, a distanciarnos de la inmensa masa de nuestros pueblos por todo eso.

Yo no estoy juzgando, si estuviera juzgando sería fácil; no, estoy convocando a una revisión: no se puede ser progresista y de izquierda, y vivir acomodado a lo burgués, porque el pueblo nos está mirando y nosotros estamos peleando por la igualdad arriba de la tierra. Tenemos que aprender que tenemos que ser lo más republicano que existe arriba de la tierra y pasar las vicisitudes que pasan las grandes masas por las cuales peleamos. (Aplausos)

Porque deben de ser los cuadros de las organizaciones progresistas los portadores de hecho de la cultura de liberación, cultura de liberación que es cultura solidaria intergeneracional porque si el hombre sigue despilfarrando energía y agrediendo, consumiendo y tirando a la basura como hoy, millones y millones arriba de la tierra, estamos jugando en contra de las generaciones que vienen. Cuidar el medio ambiente en primer término es no practicar una economía de derroche y de despilfarro, practicar una economía de sobriedad que no es sinónimo de pobreza, que es sinónimo de utilizar racionalmente los medios que tenemos y no despilfarrar medios, energía, horas de trabajo y en el fondo sacrificio humano inútilmente. ¿Cómo ser ecologista, cómo cuidar el medio ambiente si no cuidas la conducta de tu casa, en el agua, en la cantidad de piezas, en la luz que tienes, en los trapos que consumes, etc.

La reformulación de la cultura es una batalla que empieza dentro de las organizaciones progresistas. De lo contrario, si el mundo del mercado y el de la economía nos sigue dando vueltas de tuercas en esta cultura donde no alcanza nada y la vida entera hay que gastarla para comprar cosas, pagar cuentas con la ilusión de cultivar felicidad, porque cambio el auto cada dos años, porque tengo un apartamento más grande, porque tengo casa en la playa, porque esto no me alcanza o lo otro, estamos fritos (Aplausos)

Y esto es muy fácil de decir, pero muy difícil de practicar. Muy difícil de practicar sino creamos en el colectivo, si no amparamos nuestra debilidad humana en el conjunto colectivo, por eso convoco a los partidos. No hay cambio en la humanidad sin partido progresista. Es inútil, no puedes hacer un trabajo si no tienes las herramientas adecuadas. Pero la herramienta adecuada no es un fin, es un medio, pero tiene que estar templada, en función de lo que se plantea. No le podemos pedir una conducta sobria a las grandes masas; no la puede tener, las grandes masas están mirando la vidriera, están enceguecidas por la cultura de derroche que es el gran triunfo de la economía capitalista en occidente. ¿No ven los emigrantes?, salen desesperados de Siria, de África, pero no quieren quedarse en Italia, en el sur de España, no, todos quieren ir a Alemania, quieren ir a Suecia donde está la ilusión óptica del gran capitalismo moderno, que puedan repartir ya no son aquellos emigrantes que vinieron a América, aquellos de <contigo, pan y cebolla=, que ayudaron a construir esta región, no, ¿por qué, porque son malos?, no, no, están cascoteaos por esta cultura consumista que es más eficaz que los ejércitos, y que las bombas, precisamente entonces quieren ir a la meca, los centroamericanos no van para el sur que está vacío, no van para mi país que tiene 3 millones de cristianos y 13 millones de vacas, ni se les ocurre, se apelotonan en México a ver si se colocan aunque sea para lavar paltos allí en la meca  donde está el consumismo atroz. Ese es el sueño de los pobres. Están captados por esta cultura. Esto significa una larga batalla en el campo cultural, una larga batalla y hay que templar y estas cosas hay que entrarlas a discutir ¿por qué? Queridos compañeros es inevitable que a larga pensarás como vives, porque de lo contrario, vivirás como piensas. Y este es un dilema, hay que estar consciente, nos tienden la mesa, nos invitan a participar en la mesa sobre todo cuando estamos en el gobierno, cuando somos señores relativamente importantes en las decisiones. Nos toleran todo nuestro pasado, nuestras aventuras, nos perdonan, son abiertos, pero nos tienden la mesa de la mercadería como diciendo: subite que hay para vos, también, subite tranquilo. (Aplausos)

Entonces, con ese panorama como no, queridas criaturas frágiles, como no pensar que es fácil que la gente le venda el alma al diablo, porque no hemos tenido esta lucha consciente. Estos problemas en primer término hay que discutirlos, nosotros discutimos mucho de ideas, mucho de programas,  tenemos que discutir de ética, de forma de vivir, de forma de ser.

Entendámonos, no estoy pregonando una moralina, ese es el lujo tramposo de la derecha. Acá no hay ninguna moralina. Acá hay una invitación a luchar por la felicidad humana como centro por encima del criterio economicista de que sos más feliz, si tenes más cosas ¿por qué? Yo me quedé sorprendido por el librito mío por ahí, de un discurso que me salió en Río y que los japoneses lo editaron con dibujitos y lo mandaron a las escuelas. Y hace poco el libro me lo pasaron al japonés, me lo trajeron, yo ni lo entendía. Japón, ¿qué pasa en Japón?

Japón es la quinta esencia del punto de vista real de esto que estamos hablando. Una sociedad que trabajan como bestias, que trabajan como no podemos ni concebirlo, gente masivamente que se acuesta a la 1 de la mañana y se levanta a las 5 para ir a trabajar. Es prácticamente una visita con los hijos, que lucha y hay un Japón histórico atrás que tenía otros valores, que los dejó por el camino porque intentó abrazar los valores occidentales como venían y empieza a haber gente universitaria incluso que están media de vueltas, están en una lucha ideológica porque ello abruptamente y con una enorme velocidad pasaron de un extremo al otro. Entonces… y me he encontrado con gente… el otro día llega a mi casa un ganadero de Kazajstán, no sabía una palabra en español, acompañado de un alemán que sabía algo de español, no sé lo que habrá entendido. Y caen cosas que son como del espíritu santo. Este mundo cada vez tiene más cantidad de gente que vive con infelicidad sin ser pobres, no pasan hambre. Tienen hambre de felicidad, de tranquilidad, tienen hambre de vivir con sentid común, están hartos de la vorágine, del ataque, del embate de la eficiencia productiva, de la competitividad, de subir escalones pisoteando gente y hartos de una vida que no tiene fin, sinceramente, y se empiezan a dar cuenta.

Por supuesto que hay millones, la inmensa mayoría que está en otra cosa. Pero no podemos ser progresistas o de izquierda o como le quiéramos llamar. Si no nos entramos a plantear por lo menos las angustias de estas interrogantes, esto no es un fin de semana para estar conformes y no es importante lo que estoy diciendo, es importante empezar a discutir estas cosas como cosas centrales de la vida. La economía es muy importante en una sociedad, pero nada más importante que la vida, la cultura por la que tenemos que empezar a luchar es revalorizar el milagro de estar vivo, nada es cosa más  importante que este milagro ante la magnitud del universo de estar vivo por lo  tanto el grueso de nuestras decisiones tienen que tender a cuidar la vida.

Segundo, tenemos que cultar en nuestro corazón y en las experiencias cuáles con las cosas que nos gratifican, cuáles son las cosas que nos pesan. Hay que volver a una vieja herramienta: la introspección. Debemos de luchar por hacer un balance del día o de las noches, cinco minutos en el borde de la cama si lo que hiciste está bien o está mal. No esperes que te juzguen de afuera. Júzgate tú de adentro. Hay que luchar por construirnos mejores. No cambia una sociedad sola por sus decisiones materiales, estructurales sino cambia su gente o mejor dicho, el cambio estructural no es ni será nunca suficiente si no supone un cambio ético de enfrentamiento a las claves de nuestra civilización por otra civilización. El hombre es un animal naturalmente egoísta como todos los animales que tienen que luchar por su supervivencia. La naturaleza nos coloca una gota de egoísmo para luchar por la vida y esto hay que tenerlo claro y esto es natural. Esto puede ser un motor importante, pero es el único animal que paralelamente a esto le coloca otras cosas la civilización, la construcción de la civilización; y nos demos cuenta o no, civilización es solidaridad intergeneracional.

Lo mucho que otros que pasaron, nos dejaron para tener los medios y las posibilidades del mundo de hoy y si a conciencia pertenecemos, amamos la vida y en ese amar la vida, amamos la humanidad, porque eso es nuestro mayor amor, nuestra pelea de fondo es con la muerte, y nuestra pelea de fondo con la muerte se puede resolver en algo intentando dejarle algo conscientemente mejor a los que van a venir luego de nosotros. Es nuestra forma última de agradecer el milagro de la vida. Pero la vida es también un acontecer, un acontecer diario y una cosa es vivir con una causa, vivir con una causa es vivir con una utopía que te pone como un rumbo en el trazo de tu vida, donde tú desarrollas atrás de la utopía los rumbos inevitables zigzagueantes de los caminos reales de tu vida. Pero si no tienes esa gestualidad que tú eliges, en este caso de construcción de solidaridad con quienes van a venir, serás un sujeto arriado por el mercado. Vivirás porque has nacido y en definitiva tu vida es idéntica a la de una lechuga o de un renacuajo, es lo mismo. La naturaleza te da una oportunidad: la conciencia, la conciencia que te permite obrar sobre ti mismo y sobre tu rumbo que no se la dio a otro, y esto es para creer en Dios los que puedan, los que puedan, yo, aunque voy al uso todavía no puedo, pero respeto y admiro, a los que creen porque por lo menos, es nada más y nada menos que una ayuda a bien morir ¿qué te parece? Por todo esto, creo que la pelea por una cultura libertaria, liberadora, no esclavizante, que coloque como valores adelante el respeto de la vida y la felicidad humana, un paréntesis, es una obra a realizar que no alcanza con pelear, eso necesita revitalizar la educación. La educación no puede ser un adiestramiento para que me paguen un sueldo al final más calificado, pero no soy otra cosa que un proletario refinado al que me chupan la sangre. Parad un poquito: el hombre no es una mercadería, no es una cosa. La humanidad no es algo que se vende y que se compra, la humanidad es dolor, es alegría, es nostalgia, es sentimiento, es sensación, es cara al viento, es creación, es enamoramiento, es rencor, es odio, goza superar, es mucha angustia, pero es en el fondo, gracias a la vida.

Entonces, por lo menos del punto de vista progresista, hay que tener una actitud globalmente afirmativa frente a las dificultades de la vida y trasmitir a las nuevas generaciones la idea que los únicos derrotados son los que bajan los brazos. Y no me refiero al campo político, me refiero a todos los campos y a los desafíos que nos plantea la vida, desde el amor a la enfermedad a perder el trabajo siempre la clave es la misma: volver a empezar, arrancar de nuevo. El único derrotado es el que perdió el coraje de volver a arrancar. La vida es siempre mientras esté vivo, un volver a empezar si tienes amor por la vida, y significa, por supuesto, significa revisión a la larga de esta educación que más tiene de un adiestramiento que de una liberación y significa una pelea en el horizonte, la humanidad que viene tendrá que plantearse reducir la jornada de trabajo, tendrá que plantearse una fiscalidad mundial a la excesiva concentración de la riqueza. Tendrá que plantearse que el mundo financiero no puede ser privado y tiene que estar en mano de los estados para que pueda ser cristalino y dejarse de joder que mientras tengamos sistema bancario financiero, tenemos el afán organizado de las clases medias del mundo, a costilla de la plutocracia, tendrá que tener la audacia, empezar a pensar por el planeta y tendrá mucho fracaso. Pero hemos llegado a un nivel civilizatorio, que hay problemas que no pueda arreglar por sí ningún estado por poderoso que sea.

El cambio climático, por ejemplo, la inmigración, necesita visión de especie, no visión de país, y decisión de especie, hay que dejar de considerar que los pobres de Centroamérica son pobres de Centroamérica o los de África subsahariana son de la humanidad, y la humanidad tiene que juntar recursos para sacarlo de la pobreza extrema y eso es causa de la humanidad viva donde viva y los primeros que tienen que poner el huevo son los que han acumulado demasiada riqueza. (Aplausos)

Lo que hablé compañeros, del horario de trabajo, tenemos que tener sentido común. Cómo pedir competitividad que tengan mientras en un lugar trabajan los Ulises, diez y doce horas, y en otro lugar tenemos leyes laborales que se cumplen, estamos locos. No, estamos obligados a universalizar en esta tierra un conjunto de medidas que nos hagan convivibles. ¿Significa perder soberanía? no, significa cuidar el destino de la especie. Lo podremos hacer, podremos tener una gobernancia de carácter mundial, racional o habremos tocado los límites que tiene esta especie, este es un desafío. Yo no tengo respuesta. No podemos pensar, ha habido varios fenómenos globalizadores en la historia de la humanidad, pero todos tuvieron como herramienta una formidable paternilidad. El imperio romano fue una globalización en su tiempo.

El imperio chino, sus consecuencias llegan hasta hoy, allí están, pero eso no se hizo con el espíritu santo, se hizo a marcha forzada, militares de ejército, pero fueron proyectos políticos. Fueron globalizaciones con una dirección, mala, buena o regular, pero tenían una dirección. Esta globalización que tiende a cubrir el universo entero no tiene cabeza, tiene bolsillo, tiene caja fuerte, tiene cosas de acumulación, tiene mensaje de mercado, pero no tiene una clara autoridad consciente, floriente. Hemos montado una civilización que nos lleva, no que la llevamos y el desafío en mi humilde opinión, el desafío progresista en el porvenir es plantear recientemente esta discusión, cuáles son los límites de esta humanidad en esta circunstancia ¿Por qué digo esto? Porque nos aprestamos a que el hombre cometa el mayor de los mamarrachos de este tiempo. Hemos cometidos varios mamarrachos, varios, hemos creado megalópolis que son ingobernables, agujereamos en su suelos para ponerles trenes y hacemos puentes para caminar más rápido por arriba y después los pobres demoran tres horas, cuatro horas para ir a trabajar, en lugar de hacer un conjunto de ciudades en derredor de una vía de trenes y que sean chicas y  que la gente se conozca y vaya a trabajar en bicicletas, no, organizamos el  disparate ¿por qué? porque no podemos enfrentar los intereses inmobiliarios.

Si me pongo a hablar se me va la tarde, comentando disparates de este tipo, por falta de racionalidad porque nos dejamos llevar por el mercado. Solo quiero decir que los mayas ya tenían control territorial. Sabían que una ciudad, había que ubicarla diez días de marcha de otra. Sabemos lo que es la historia de las pequeñas ciudades griegas, fundando colonias. Pero nos aprestamos hoy,

después de 30 o 40 años discutiendo la libertad de comercio y tratar de organizar un mundo abierto, iba a desembocar en la UMC con ciertas reglas generales de un mundo progresivamente abierto y especializado por zonas en determinadas producciones y lo hemos hecho añico. Y ahora parece que vamos camino de crear tres o cuatro gigantescos bloques, de carácter comercial y eso, en mi humilde opinión, es el disparate de multiplicar el camino futuro de tensiones, de enormes tensiones, me temo y ojalá que me equivoque, que sabemos dónde arrancan, pero no sabemos dónde termina. Alguien que sueñe con dejar afuera a la República Popular China o a la India en el mundo de hoy, está loco. Pero estamos pensando en eso: incluir a muchos y dejar a muchos grandes afuera cuando en el mundo lo que necesitamos es exactamente lo contrario, creciente libre realización de las relaciones y no la gestualidad de la construcción de bloques, naturalmente comandado por algunos que sean el más fuerte.

Por todo esto creo que la cultura progresista, el pensamiento progresista -y ya se me ha ido el tiempo- tiene por delante enormes desafíos. Ya lo dije por ahí, mi pensamiento es: no teman, no teman jamás que la izquierda pierda, no puede perder, estratégicamente en el largo plazo. No, no puede perder porque tampoco puede ganar en forma absoluta. La historia humana es una historia pendular entre una cara conservadora y una cara de cambio. Fue así permanentemente, no empezó con la Revolución Francesa la izquierda, es vieja como el hombre, siempre ha habido actitudes solidarias, contra la mezquindad, actitudes liberadoras. Uno siente que Espartaco, que Epaminonda, que Draco eran compañeros en la historia, no se dan cuenta, es la petulancia del hombre moderno que se cree que inventó la rueda. No, pero siempre siempre existió el otro de la misma manera, hay un pendular de la  especie humana, pero si ustedes hacen un balance del progreso humano, van a ver que las cosas más nobles que se han incorporado a la civilización humana en algún momento fueron banderas libertarias que levantaron hasta a veces pequeños grupos humanos convocando a la lucha y al progreso y a veces, pagaron fantásticos precios como los mártires de Chicago, aquellos hijos queridos compañeros anarquistas, como tantos otros. El progreso humano encierra mucho dolor en sus trampas, no es inocuo, pero se producen avances que se van incorporando y nunca más puede la civilización llevarlo atrás. Esa es nuestra parte con la solidaridad de la historia en pos del destino del hombre.

Gracias (Aplausos)

Pepe Mujica
Conferencia de clausura de la II Conferencia Internacional CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS,
La Habana, 28 de enero de 2016

Quiénes somos

Creada por acuerdo del Consejo de Estado en 1997 y adscrita al MINCULT desde 2013, tiene entre sus funciones principales coordinar los empeños con relación a la difusión, investigación y conocimiento de la vida y obra de José Martí y la vigencia de su cosmovisión, tanto en Cuba como en el exterior.