El Memorial José Martí de la Plaza de la Revolución es el mayor monumento dedicado al más universal de los cubanos. Fue inaugurado por Fidel Castro el 27 de enero de 1996, pero su génesis data del primer cuarto del siglo XX. En aquel entonces se trazó un plan de urbanización para la capital cubana que tendría como núcleo un centro cívico para cuyo enclavamiento se escogió la Loma de los catalanes, ubicada entre las principales urbanizaciones de la época: El Vedado, El Cerro, Marianao y Centro Habana.
Después de que Fulgencio Batista tomara por la fuerza el poder el 10 de marzo de 1952, decide decretar la construcción del monumento como vía para limpiar su imagen empañada por la violencia. Para ello firma un decreto que imponía la recaudación de un día de haber por cada trabajador, además de elevar los impuestos y emplear otros métodos de obtener dinero para financiar la construcción.
Fue precisamente el joven abogado Fidel Castro quien asumió, en 1951, la defensa de los pobladores del barrio marginal «La Pelusa», amenazados de expropiación de sus viviendas para favorecer el robo de los fondos destinados a la obra del complejo monumentario.
La construcción se inició en 1953 y a finales de 1958 se erigieron el obelisco y la estatua de Martí pero faltaban las áreas circundantes y la tribuna. No fue hasta 1961 que quedó totalmente construida.
Desde entonces, de frente a la entrada, escoltado por un paisaje cubano, la bandera de Céspedes y la enseña nacional, se erige el monumento de José Martí, obra de la escultora Gilma Madera Valiente.
Con 100 metros de alto, la edificación principal del Memorial es uno de los sitios emblemáticos gracias a la conservación de objetos ligados a la historia personal de José Martí y a la memoria nacional cubana.
Desde el sitio más elevado del obelisco se aprecia en toda su magnitud la capital de Cuba, Ciudad de La Habana, y en el piso, a través de los puntos cardinales, el visitante puede conocer datos curiosos como que, en ese momento ,se encuentra , al Norte, a 110 022 km de Jerusalén, al Sur, a 4 655 km de La Paz, Bolivia, al Este, a 7 454 km de Madrid, España y al Oeste a 1 782 km de Ciudad México.
En forma de estrella, es un centro histórico-cultural de cinco salas, las dos primeras dedicadas a divulgar la vida y obra de José Martí. La tercera, expone imágenes y documentos relacionados con la construcción de la Plaza; la cuarta sala es el teatro y el quinto espacio sirve a exposiciones transitorias.
Preside el complejo la estatua del Apóstol en posición sedente rodeado por seis columnas luminarias con grabados a bajo relieve de escenas cívicas. Éstas representan las seis provincias en que se dividía el territorio nacional en aquella época. La torre de mármol mide 109 metros de altura.
El memorial fue la primera sede del Museo de la Revolución y hoy sus salones sirven de salas expositivas y para la celebración de actos, además de constituir uno de los principales atractivos turísticos de la capital cubana.
Al cerrar sus puertas al público como museo a inicios de la Revolución, la base del monumento fue utilizada para despedidas de duelos de personalidades y otras actividades. En 1995, con motivo del centenario de la caída en combate de José Martí, ocurrida el 19 de mayo de 1895, se retoma el 19 de mayo la idea de abrir el sitio como memorial y queda inaugurado el 27 de enero de 1996.
Rodeado por instituciones culturales como La Biblioteca Nacional José Martí, el Teatro Nacional y al fondo La Plaza de la Bandera; Martí, con su nivel por encima del mar, es una forma de revitalizar su ideario cuando sentenció: «Es necesario elevarse como los montes para ser visto desde lejos».
Se expone en su interior un artículo único; se trata de un mural de cerámica veneciana de la autoría del artista cubano de la plástica Enrique Carabia. En el objeto prevalece el color verde, presenta 89 textos martianos en letras laminadas en oro de 10 quilates.
Hay cuatro salas de exposiciones y una de actos con capacidad para cien personas. Los programas del lugar comprenden conferencias, presentaciones de libros y conciertos con orquestas de pequeño formato.
En la sala de actos, se reúne la intelectualidad cubana para premiar anualmente a ganadores de concursos literarios, son condecoradas figuras relevantes en las artes y demás esferas socioculturales.
Un personal especializado recibe a los visitantes al Memorial, que atesora objetos del el Apóstol de Cuba: dibujos, grabados, iconografías, ediciones de sus libros y objetos relacionados con la vida de Martí se exponen en el espacio, entre ellos los títulos de Licenciado en Filosofía y Letras y Derecho expedidos por la Universidad española de Zaragoza, un Quetzal disecado obsequiado al cubano por el presidente de Guatemala, Justo Rufino Barrios y la primera carta escrita por el patriota a su madre Leonor Pérez, cuando tenía apenas nueve años. También, se conserva aquí la nota que dejó al generalísimo Máximo Gómez horas antes de su caída en combate en Dos Ríos.
Momentos cumbres del proceso revolucionario cubano también se recogen gráficamente en el lugar, por ejemplo, fotos de la multitudinaria concentración del pueblo en la Plaza de la Revolución, el 2 de septiembre de 1960 en respaldo a la Primera Declaración de La Habana.