Libertad para todos[i]
La libertad oprimida cautiva a todo pecho generoso.[ii]
Como niño al fin, a José Julián le encantaba jugar con sus amiguitos, hacer travesuras e incursionar en los misterios que ante él ofrecía la madre naturaleza.
Una mañana, un compañero de aquellos con los que le gustaba jugar le mostró ufano un grillo que había captura- do y que tiraba de un hilo amarrado a una de sus patas.
Tamaña sorpresa recibió el orgulloso captor cuando Pepe, como cariñosamente le llamaban sus amigos, lejos de alegrarse del espectáculo de aquel infeliz grillo, que en vano intentaba soltarse las amarras y escapar, le rogó a su compañero que lo soltara.
Finalmente, ante tanta insistencia logró convencerlo. Para poder cortar el hilo que lo sujetaba tomó unas tije- ras de Leonor; así el pequeño insecto prisionero volvió a vivir en libertad.
Hasta que no lo vio perderse libre, entre la yerba, José Julián no respiró satisfecho y contento.
Tal vez aquel insignificante episodio era la primera huella que nos legara de ese derecho a la libertad de to- dos los seres vivos del planeta, el eje conductor de toda su vida. Años más tarde, escribió en uno de sus cuader- nos de apuntes:
¡Yo quiero romper las jaulas a todas las aves;
—que la naturaleza siga su curso majestuoso, el cual el hombre, en vez de mejorar, interrumpe;
—que el ave vuele libre en su árbol; —y el ciervo salte libre en su bosque; —y el hombre ande libre en la humanidad![iii]
[i] Gonzalo de Quesada Miranda: Anecdotario. José Martí, p. 7. Este llamado, siempre que aparezca, indica la fuente de donde fue tomada la información de esa anécdota.
[ii] José Martí: Obras Completas, tomo 14, p. 256. Los pensamientos que presentan cada una de las anécdotas han sido tomados de la obra martiana.
[iii] José Martí: Obras Completas, tomo 21, p. 163.
Tomado del libro “Entre espinas, flores. Anecdotario” del profesor Carlos Marchante Castellanos