Cojímar (entrada de agua en tierra fértil) es una localidad ubicada en el municipio Habana del Este. Esta localidad marina es un conjunto arquitectónico y natural que surgió alrededor del antiguo fortín español conocido como Torreón de Cojímar. La mayoría de los foráneos relacionan directamente al poblado con Hemingway y su novela El viejo y el Mar pero aquí no comenzó su notoriedad. Aunque no existe consenso entre los investigadores acerca del verdadero lugar que inspiró el Apóstol para su poema Los Zapaticos de rosa, algunos sostienen que en esta localidad están aunados todos los elementos que Martí mencionó en ese poema.
El cubano Oscar Fernández de la Vega, gran historiador y estudioso de la obra martiana, en su libro La barranca de todos II, plantea que “Los zapaticos de rosa” está inspirado en las playas de Nueva York, Nueva Jersey y Rhode Island. Afirma además que la calle del laurel no es más que una “vía reflejada en The Marquand Cottage, un dibujo de Mr. Hunt”[1]. Sin embargo otro reconocido historiador cubano, Leopoldo Barroso, refutado por De la Vega en La barranca, al referirse a Cojímar resalta: “por allá había un camino de laureles, cosas con jardines y cocheras, diferencia entre el color de las arenas y al parecer, un resto de barranca…
Miembros de la Asociación Nacional de Historiadores de Cuba de Cojímar, representados por Alejandro Pérez Nuñez, también investigaron sobre este tema como parte del proyecto comunitario: Huellas sobre el mar, el cual ha planteado entre sus hipótesis que el Apóstol se hospedó en ese pueblo entre 1878 y 1879, en una de las casas de veraneo de Miguel F. Viondi, prestigioso abogado de la época y vicepresidente del Liceo Literario y Artístico de Guanabacoa (del cual Martí fue secretario)


El Torreón de Cojímar: Perteneciente al sistema de fortificaciones de La Habana. Fundado el 16 de julio de
1649 para salvaguardar los alrededores del litoral de la zona.
La indagación llevada a cabo por el historiador, concluyó que exactamente del mes de julio de 1879, de acuerdo con los textos consultados en las Obras Completas. Edición Crítica, no existen fuentes documentales del Apóstol. Esto pudiera ser porque estaría de descanso en Cojímar, tratándose las enfermedades respiratorias.
Después de ser indultado en 1871, Martí es diagnosticado con infecciones pulmonares y sarcoidosis, una enfermedad granulomatosa sistemática. Las playas cojimeras gozaban de un gran prestigio por sus aguas medicinales. Entonces, cabe la posibilidad de que estas pudieron haber sido visitadas por él cuando estuvo brevemente en Cuba en 1879.


Después de ser indultado en 1871, Martí es diagnosticado con infecciones pulmonares y sarcoidosis, una
enfermedad granulomatosa sistemática. Las playas cojimeras gozaban de un gran prestigio por sus aguas
medicinales. Entonces, cabe la posibilidad de que estas pudieron haber sido visitadas por él cuando estuvo brevemente en Cuba en 1879
Oscar Fernández de la Vega planteó que la niña que va siempre con su sombrerito de plumas es María Mantilla. Sin embargo, durante la posible estancia de Martí en Cojímar, la memoria popular afirma que a los baños cojimeros de doña Pilar concurría María de Boada Sabatés, hija de Joaquín Boada, quien vivía con grandes comodidades y aparentemente permanecía cerca de la playa y las casas del señor Viondi.

hubiesen visto una puesta de sol desde la playa de Cojímar, con la elevación al oeste que pudo ser el monte dorado de la vigésima redondilla.”
Por otra parte, la investigadora cubana Paula María Luzón Pi considera que si Martí se refería a zapaticos de rosa es porque identifica este color con la infancia, con todo lo que comprendía a su hermana Lolita, quien muere de angina de pecho mientras él estaba en el presidio. Es por ello que quizás, como las playas de Cojímar eran consideradas un sanatorio para este tipo de enfermedades y don Mariano Martí era el celador del barrio Cruz Verde en Guanabacoa, a Lolita la trajesen aquí, y por eso dedica estos versos al amor que sentía por ella.

…En ambos mapas aparece una bahía bordeada por arena, con dos tonos interrumpidos por una sección de rocas y en el medio de la pequeña ensenada se observa un cayito de arenas blancas, como un islote que se comunica con la orilla puede ser ese espacio.
También la niña protagonista de ese poema puede ser la hija de la baronesa Pilar Samohano (Pilariña), dueña de los famosos baños de mar de Cojímar.
El poema fue publicado en la primera edición de la Edad de Oro en julio de 1889. Pero en carta a Viondi, con fecha del 18 de noviembre de 1879, el Apóstol le anuncia a su amigo: “reúno cuidadosamente todos esos datos que puedan serme útiles para la obra que desde hace años intento”[2] En este enunciado Martí quizás pudo referirse a todo esos detalles que poseían las playas cojimeras.

“…Está Alberto, el militar, que salió en la procesión con tricornio y con bastón, echando un bote a la mar” Para Alejandro Pérez, el tricornio, a pesar que desapareció tras el fin de la Guerra de la Independencia Española en 1814, es reutilizado por la Guardia Civil en 1844 por lo que existe la posibilidad de que haya sido utilizado también en la primera procesión efectuada en Cojímar por uno de los militares que custodiaba el Torreón
Una de las propuestas de la hipótesis de Barroso plantea: “Martí y su familia hubiesen visto una puesta de sol desde la playa de Cojímar, con la elevación al oeste que pudo ser el monte dorado de la vigésima redondilla. En otra estrofa, Martí menciona a Alberto el militar, Oscar Fernández de la Vega propone que el soldado “pudo haber sido un militar ex militar o ciudadano común y corriente pero disfrazado de alguna de las carnavaladas de New Port, Estados Unidos.

Tarja ubicada en el parque de Cojímar, otro símbolo de que entre Martí y el poblado pudo haber existido un estrecho vínculo.
“Cuando aparece en Cojímar un problema no van a buscar la solución en Dantzig…Crear es la palabra de
pase de esta generación. El vino, de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!
Para Alejandro Pérez, el tricornio, a pesar que desapareció tras el fin de la Guerra de la Independencia Española en 1814, es reutilizado por la Guardia Civil en 1844 por orden del Duque de Ahumada por lo que existe la posibilidad de que haya sido utilizado también en la primera procesión efectuada en Cojímar.


“…lo alegre es allá, al doblar, en la barranca de todos…” Se aprecia además en esos mapas de la época la
desembocadura de un río, zona donde se reunían los viejos pescadores.
Mi nombre es Daniel Alejandro Álvarez Fernández y como se ha de suponer, soy cojimero. El interés por conocer la historia de mi pueblo más allá de las superficialidades me ha llevado a sentir una conexión especial con cada uno de sus atributos, traduciéndolos en una serie fotográfica que lleva por título: Mi terruño. Entre charlas y recorridos me percaté, por medio de una tarja ubicada en el parque del poblado, que entre Martí y Cojímar pudo haber existido un estrecho vínculo.

Daniel Alejandro Álvarez Fernández, Fotógrafo
A partir de ahí comencé a indagar y descubrí que existían varias coincidencias históricas y geográficas, que si bien la mayoría son suposiciones, los cojimeros tienen la fe que el amor a la Patria que sentía el Apóstol era tan grande que un homenaje de esta magnitud debería ser para las tierras que él defendió. Es por ello que, utilizando una de mis pasiones como herramienta: la fotografía, decidí documentar cada uno de estas historias.
[1] Fernández de la Vega, Oscar. En la barranca de todos II. Las playas en “Los zapaticos de rosa” de José Martí. Manuscrito de indagación psicosociológica. 1984.
[2] Colectivo de autores. José Martí. Obras Completas. Edición Crítica. Tomo 6. Editorial Oriente. Cuba. 2002